Lunes, 26 de Noviembre de 2007 19:29

Un investigador de la Universidad de Córdoba premiado en Italia por su trabajo sobre las vacas locas.

G.C. - C.M.
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La causa de la Encefalopatía Espongiforme Bovina está en la ingestión de harinas animales contaminadas que formaban parte de la alimentación por el ganado bovino. Así, J. L. Romero Trevejo, investigador de la UCO, fue premiado en el II Encuentro Internacional de Jóvenes Patólogos Veterinarios celebrado en Italia por su trabajo en el que “ha evaluado el papel del macrófago –célula infectada por el prión- en las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles”.

La Encefalopatía Espongiforme Bovina tuvo su origen allá por los años 90 y fue en Gran Bretaña donde se descubrió la enfermedad por primera vez. Al hilo de la patología, “hemos visto que después de una inoculación oral del agente priónico, se produce un incremento de estas células en el intestino en las primeras fases de la enfermedad, coincidiendo con el inicio de la acumulación de esta proteína en el tejido linfoide intestinal”, señala Romero Trevejo, que añade: “Al mismo tiempo, también se observa una disminución en la producción de determinadas citoquinas -moléculas que median en la respuesta inflamatoria o inmune-. Este aumento de células, pero acompañado de una reducción de su capacidad secretoria podría ser utilizado por el agente para su acumulación y posterior diseminación por el resto del organismo”, asegura el científico de la UCO.

El trabajo premiado se integra en un proyecto de investigación dirigido por José Carlos Gómez Villamandos y financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia. En dicho proyecto “estamos intentando evaluar los mecanismos patogénicos que ocurren en las fases tempranas de la enfermedad y, concretamente, en los lugares de puerta de entrada del prión en el organismo”. En este caso, “la vía natural de infección es la oral, por lo que intentamos evaluar lo que ocurre en el intestino. Para ello, inoculamos dos grupos de ratones, unos con Encefalopatía Espongiforme Bovina y otros con Scrapie”, argüye el joven investigador. Según sus palabras, el objetivo es “comparar las dos enfermedades para establecer semejanzas o diferencias entre lo que ocurre en el intestino en estos dos procesos producidos por priones”.

En definitiva, se busca evaluar la respuesta inmune de distintas poblaciones celulares del intestino, así como el papel de mediadores químicos como las citoquinas, porque, “aunque se investiga mucho en estas enfermedades, la mayor parte de los estudios se centran en el Sistema Nervioso Central”, ya que son los órganos afectados principalmente. Sin embargo, “se sabe poco sobre lo que acontece en las primeras fases en la pared intestinal, lugar donde se produce la absorción del prión en caso de que la infección sea por vía oral, su acumulación y posterior diseminación hacia el tejido nervioso”, manifiesta Romero Trevejo.

En relación a la Encefalopatía Espongiforme Bovina -nombre científico de la enfermedad- se debe saber que es una patología crónica y progresiva, que lleva a la muerte del animal. Dicha enfermedad es generada por la alteración y acumulación de una proteína normal del organismo, denominada prión.


Además, el peligro está en que “las enfermedades priónicas se pueden transmitir a otros animales a través de la alimentación con material contaminado”, asegura el científico cordobés. Igualmente, se conocen otras enfermedades de este tipo que afectan a ovejas y cabras -Scrapie, conocida desde el siglo XVIII-, a felinos, al visón e incluso al hombre -Creutzfeldt-Jakob-.

Variante humana

Esta última enfermedad, que afecta a los humanos, es conocida desde hace bastante tiempo. Sin embargo, “cuando tuvo lugar la epidemia de Encefalopatía Espongiforme Bovina en Reino Unido, se produjo poco después un incremento en la incidencia de un nuevo proceso de este tipo en la especie humana y que presentaba algunas diferencias con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob”, señala este científico de la UCO.con Encefalopatía Espongiforme Bovina”.

Aún así, en la especie humana, hasta el momento, sólo se han confirmado entre 160 y 170 casos de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en todo el planeta. En España hay un caso confirmado, en el año 2005. “La lectura que debemos hacer no debe ser alarmista, sino saber que existe ese riesgo potencial, pero que hay otros factores que influyen en la transmisión de la enfermedad y que aún desconocemos”, valora Romero Trevejo.

Por otro lado, hace poco tiempo se demostró la transmisión de las enfermedades priónicas a través de la sangre de individuos infectados, por lo que se podría esperar un nuevo pico de casos en la especie humana cuyo origen fuera la recepción de transfusiones sanguíneas procedentes de personas que posteriormente sufrieran la variante de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Sin embargo, aún existen multitud de controversias sobre este y otros muchos aspectos referentes a las enfermedades prióncias.

Por último, hay que destacar que existen diferentes técnicas de diagnóstico de la enfermedad. De este modo, se pueden realizar tests de ELISA, Western Blot, histopatología e inmunohistoquímica para determinar si un animal es positivo o no, técnicas aplicadas actualmente en los bovinos que van a formar parte de la cadena alimentaria humana.


R.M. ( De " Andalucia Investiga")
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